lunes, 29 de agosto de 2011

Hablemos el mismo idioma


HABLEMOS EL MISMO IDIOMA. Hablar el lenguaje del paciente. Por Marcelo R. Ceberio•
El presente artículo constituye la introducción de una investigación que actualmente se desarrolla, acerca del entrenamiento sobre la técnica de “hablar el lenguaje del cliente”. Tiene por objetivo, estandarizar una metodología de preparación en esta destreza para psicoterapeutas.
La misma se desenvuelve con un grupo piloto, integrado por psicólogos y psiquiatras de formación sistémica de postgrado en Terapia breve. Las herramientas implementadas, consisten en habilidades de expresión corporal, juegos teatrales y psicodramáticos, como así técnicas de persuación. Las mismas, centran su finalidad en los dos lenguajes, trabajando palabra, cuerpo y movimiento en el espacio psicoterapéutico.
El hablar el lenguaje del paciente, es una de las principales técnicas que conforman la nómina de intervenciones de la clínica sistémica que, dentro de sus diversos modelos, el de la Terapia Breve de Palo Alto -por su raigambre ericksoniana- fue quien ha desarrollado más su implementación.
A diferencia de otras estrategias, el hablar el lenguaje del paciente si bien consiste en una técnica específica, se constituye en un modelo de lenguaje y acción utilizándose en una amplia gama de herramientas terapéuticas, que van desde las intervenciones verbales hasta las prescripciones de comportamiento. En este sentido, puede considerarse una metatécnica, puesto que involucra a todas las intervenciones, facilitando el cambio perceptivo en las construcciones de la realidad.
Pero más allá de su introducción innovadora en la psicoterapia, el arte de la persuasión y la seducción es tan antiguo como el haber sido objeto de estudio de la retórica clásica. Si tuviésemos que ahondar en sus orígenes, deberemos remontarnos a los estudios de los Sofistas y del mismo Aristóteles, quien en su retórica para Alejandro, señalaba: Si quieres convencer a alguien utiliza sus mismos argumentos.
Como recurso psicoterapéutico, surge a partir de la sistematización -por parte del grupo de Palo Alto- del estilo de trabajo del hipnoterapeuta Milton Erickson. Este famoso psiquiatra de Phoenix, Arizona, se caracterizó por realizar una forma de tratamiento no convencional, opuesta a la modalidad clásica de la mayoría de los profesionales de la • Marcelo Rodriguez Ceberio es Doctor en Psicología y Master en Terapia Familiar. Es representante para Sudamérica del Mental Research Institute de Palo Alto. Dirige el área de época del ‘50. A pesar de verse, desde temprana edad, imposibilitado físicamente secuela de un ataque de Poliomielitis, Erickson en vez de sumergirse en su minusvalía la compensó notablemente con su gran inteligencia, perspicacia, intuición y creatividad. Su nivel de efectividad en los resultados de las sesiones con sus pacientes, le equivalieron el mote del gurú de Phoenix. Su modelo de trabajo, puede ser descrito por intervenciones que desafiaban la lógica racional, contrariaban al sentido común y por tareas que mandaba a realizar que a los pacientes le sonaban desde absurdas hasta paradójicas. En general, no abusaba de explicaciones, de cara a las preguntas de los pacientes acerca del porqué o de cuál era el objetivo de alguna acción prescrita, por tanto, resultaba más dificultosa la aceptación de sus prescripciones. Pero es allí, es donde la sugestionabilidad de su lenguaje, imprimía la inducción hipnótica que concretaba la operación.
Erickson no se remitía, en los tratamientos, a la búsqueda de los orígenes de la problemática, sino que focalizaba el problema e intervenía desestructurando las acciones sostenedoras del mismo. Acciones opuestas a lo que la lógica racional indicaba como solución, pero que sin embargo, eran efectivas.
En la década del ´60, Jay Haley y John Weakland -integrantes del grupo pionero de Gregory Bateson- viajaron a Phoenix en dos años sucesivos para presenciar sus sesiones, con la finalizad de aprender y sistematizar su trabajo. De esta manera, el grupo del Mental Research Institute incorporó en su modelo las prescripciones de comportamiento, intervenciones paradojales, el lenguaje imperativo, analogías a través de cuentos, relatos, fábulas, one down y one up, confusiones, evitar formulaciones negativas, uso de las resistencias, entre otras técnicas.
Uno de los puntos que Erickson remarcó (constituyéndose en uno de los recursos principales de la terapia breve), fue que la efectividad de los cambios en el paciente dependía, en gran medida, de que el terapeuta aprendiera a hablar su lenguaje. Tengamos en cuenta, que cuando definimos al lenguaje nos referimos a sus dos niveles: tanto al verbal propiamente dicho como al analógico para verbal. Razón, por la que en el contexto de la relación terapéutica, el profesional con el objetivo de influenciar al paciente y concretar los objetivos propuestos, copiará de manera natural su modalidad y estilo personal de relacionarse.
En momentos claves de la sesión, emulará de manera sutil y sin caer en la alevosía: investigación de E.S.A.S (Escuela Superior de Análisis Sistémico).
• En el plano de lo analógico: sus actitudes, gestos, posturas, manerismos, movimientos particulares, estilo, tonos de voz, secuencia y ritmo, cadencia y tinte, etc.
• En el plano de lo verbal: su estilo de conversación, muletillas, terminología más usada, contenidos, temas predilectos, etc.
Erickson contaba con esa habilidad. Espontáneamente observaba estos dos niveles de comunicación de su cliente y los incorporaba para sí, insertándolos en ciertos momentos de la sesión, facilitando la inducción al trance hipnoterapéutico. Bandler y Grinder en el libro Patterns of hypnotic techniques of Milton Erickson (1975), remarcan tal habilidad de este psiquiatra quien desde el primer contacto con el paciente, copiaba sus formas retóricas, los gestos, posturas corporales, etc., influyendo por medio de sugestiones y prescripciones, sus formas de percibir el mundo.
Paul Watzlawick en el Lenguaje del cambio (1980), entre las numerosas anécdotas que se cuentan del genio de Phoenix, cita un ejemplo representativo de su actuación con respecto a esta técnica: En sus primeros años como psiquiatra, prestó Erickson sus servicios en una institución en la que pasaba su vida un paciente de unos 25 años de edad. Había sido detenido, unos cinco años antes, por la policía, debido a su perturbado comportamiento, y lo llevaron a la mencionada institución, pero nunca se le pudo identificar, porque no llevaba encima ningún documento, al parecer nadie había denunciado su aparición, y fuera de las frases <me llamo George>, <Buenos días> y <Buenas noches>, no decía ninguna otra cosa que tuviera sentido. A todo intento de llevar una conversación con él, reaccionaba con largas y rápidas verbalizaciones en una lengua artificial. Fueron innumerables los psiquiatras, psicólogos, enfermeras, y asistentes sociales -y hasta los pacientes de la misma institución- que habían intentado en vano, en el curso de los años, descubrir un sentido en aquella ensalada de palabras, o conseguir inducir a George a expresarse con claridad. Al final, se le había dejado sólo, y él se limitaba de ir de un lado para otro, murmurando para sí casi incansablemente.
Durante unos pocos días, Erickson se limitó a sentarse durante una hora en silencio, al lado del paciente, que le ignoró. Uno de los días siguientes, se presentó, por así decirlo, al aire vacío, pronunciando de pronto y en voz alta su nombre. George no reaccionó hasta el día siguiente, cuando Erickson volvió a pronunciar su nombre, pero esta vez dirigiéndose directamente a él. Entonces George replicó con una larga ensalada de palabras, en tono enojoso, sin mirar a Erickson. A este arranque respondió Erickson (que se había preparado a fondo para el momento) con otra parrafada, no menos corta, pero de acento amistoso, que sonaba igual que la lengua artificial del paciente, aunque contenía otras pseudo palabras. George pareció muy sorprendido y cuando Erickson terminó, respondió de la misma forma, aunque esta vez la verbalización sonaba a interrogativa. Erickson <contestó> de nuevo con inflexiones amistosas y explicativas. Al día siguiente se inició la conversación con mutua pronunciación de sus respectivos nombres, seguida de una ensalada de palabras de George de cuatro horas de duración ininterrumpidas. Erickson respondió con otra ensalada de otras cuatro horas (aunque esto le costó quedarse sin comer). A ello siguió una nueva verbalización del paciente, esta vez de dos horas, a la que Erickson -ya algo agotado- respondió con otra de la misma duración. Al día siguiente se inició de nuevo la terapia con la misma mutua presentación pero, tras un corto intercambio en la habitual jerigonza, George dijo de pronto: <hable usted razonablemente Dr.>, a lo que éste respondió: <¿Por qué no? con mucho gusto. ¿cómo se apellida usted?>. Al cabo de un año George había hecho ya tales progresos que pudo abandonar el establecimiento y encontrar una colocación. A plazos irregulares iba al establecimiento para visitar a Erickson, y, básicamente, para hablarle de su vida. Invariablemente, estas visitas empezaban y terminaban con una ración de ensalada de palabras; y algunas veces añadía con tono seco: <No hace nada mal un poco de insensatez en la vida, ¿verdad doctor?. Erickson recomendaba comprender lo que los pacientes dicen, el modo en que lo dicen y lo que quieren decir. Con esta definición, tomaba en cuenta tanto el plano sintáctico, el semántico y el de la comunicación analógica, como así también, la comprensión de la intencionalidad con que se reviste el discurso. Renegaba de cómo los terapeutas se encierran en modelos teóricos, en diferentes conceptualizaciones e intelectualizaciones que ciñen la interacción, obligando a que los pacientes se adapten a ella.
Tomar lo que el paciente nos aporta, es una de las reglas básicas de Erickson para la solución de problemas interhumanos. Se halla en acentuado contraste con las enseñanzas de la mayoría de las escuelas psicoterápicas, las cuales, o bien tratan de aplicar mecánicamente un mismo procedimiento a los pacientes más diversos, o bien consideran necesario enseñarle al paciente un nuevo lenguaje, hacerles comenzar a pensar en términos de este nuevo lenguaje, e intentar luego llevar a cabo un cambio mediante comunicaciones en dicho lenguaje. [...] En este modo de aproximación, son las auténticas resistencias al cambio las que pueden ser utilizadas para lograrlo. Esta forma de resolver problemas es similar, en más de un aspecto, a la filosofía y a la técnica del yudo, en el que el ataque del adversario no es contrarrestado con una fuerza por lo menos igual, sino que más bien es aceptado y amplificado, cediéndose al mismo y adaptándose a él. Esto no lo espera el adversario, quien está desarrollando un juego de fuerza contra fuerza, es decir de “más de lo mismo”, y con arreglo a las normas de su juego anticipa un contraataque y no un modo diferente de jugar. (Watzlawick, Weakland y Fisch. 1976).
Desde una posición constructivista, tal como lo afirma Heinz Von Foerster, el lenguaje abandona la clásica concepción representacional del mundo para constituirse en un inventor de realidades. Razón por la cual, es posible crear situaciones por medio del diálogo terapéutico, co-construir en el contexto de la psicoterapia, universos alternativos que excedan la lógica utilizada hasta el momento, lógica que –de manera directa o indirecta- ha llevado al padecer al paciente. Hablar su propio lenguaje, entonces, es la franca entrada a la comprensión de su conocer, a entender cómo crea su mundo de significados y lo expresa en la pragmática. Desde allí, es de donde podremos manipular mejor la situación en vistas al cambio. Por lo tanto, actuar verosímilmente el estilo individual del paciente no es sólo copiar formas, sino introducirse en su universo de creencias, conociendo cuáles son sus marcos semánticos y representaciones de la realidad, sus particulares construcciones y el sentido de ciertas palabras y actitudes. Esta reproducción en el juego terapéutico, acercará el vínculo y cautivará la atención del cliente provocando modificaciones en las atribuciones de significado sobre las cosas y situaciones, con el objetivo de la resolución de problemas. Los canales de entrada Es importante descubrir, cuál es el canal o la vía más utilizada por el consultante dentro de su estilo comunicacional. El objetivo es desarrollar las intervenciones en esa dirección, haciendo más efectiva la introducción de nuestros mensajes. El discurso de una persona, o sea, la construcción que intenta transmitir acerca de los hechos que le suceden, como subjetivo y particular, puede estar revestido de ejemplos, analogías o expresiones. Este tinte del cuento que nos cuenta, está relacionado con los canales sensitivos más desarrollados en ella. Dichos canales, en proceso, de alguna manera determinan las elecciones de diferentes actividades, desde las más profundas a las banales, de los proyectos de mayor envergadura hasta los mínimos, de las acciones más elocuentes hasta las cotidianas, etc., más allá de los factores contextuales, que a la vez estimulan la evolución de tales canales.Tales canales son el visual, quinestésico, auditivo, olfativo y gustativo.
1) Por ejemplo, la relevancia de una vía de tipo visual, llevará a resaltar en una conversación observaciones de situaciones, ejemplos o metáforas recreadas a través de las imágenes. A pesar que resulta complejo generalizar, es factible que profesionales del mundo de la publicidad, arquitectos, diseñadores gráficos, amantes del diseño y del arte visual, dibujantes, artistas plásticos en general, pintores, escultores, etc., recurran a este medio como forma de recrear su discurso. Este será un dato más a tomar en cuenta, en el inicio del trabajo terapéutico, comenzando a anexar expresiones que muestren imágenes en la comunicación.
El recurso de anexar a nuestra retórica metáforas y descripciones de escenas de corte visual, acrecienta el interés y despierta mayor atención al mensaje que se trata de transmitir. Ejerce la persuasión en el paciente, con la intencionalidad de concretar una determinada prescripción de comportamiento: Es de noche, verás claramente el cartel iluminado del bar, los colores, el diseño..., cuando entres, mirarás todas las mesas y elegirás la que te permita observar la calle... Recorrerás con la mirada, de manera sutil, a las personas que se hallen dentro... O por ejemplo, en la explicación o descripción acerca de una conducta, también pueden introducirse analogías visuales: Veamos si he entendido bien, cuando tu señora comienza a hacerte una escena de celos, tú te pones rojo de la rabia que te produce.... / Seguro que has entrado en la reunión y ese compañero rival que tienes, que pensaba que no ibas a ir, se habrá puesto verde de la locura....
El terapeuta podrá apelar a gráficos de circuitos recursivos (que a veces como estrategia pueden mostrarse), carteles en las prescripciones de comportamiento, realización de dibujos y tareas desarrolladas en forma escrita. Como así también, ejemplos y analogías que dibujen en la mente de la persona escenas anticipatorias que facilitarán la interacción en futuras situaciones, cumpliendo con el objetivo propuesto de la forma más rápida y efectiva.
2) Si en el sujeto cobran primacía las percepciones quinestésicas, las verbalizaciones describirán sensaciones físicas como calor, frío, aspereza, suavidad, contracción, relajación, etc. En numerosas oportunidades, estas expresiones son acompañadas de la gestualidad táctil: ..Y se me puso la piel de gallina.../ Es muy suave como la piel de... / Me estremecí cuando../ Es frío como un témpano / Entré a ese lugar y hacía un calor... / Había una atmósfera....
En general, este tipo de personas en la interacción tiende al contacto físico con facilidad y suelen manifestar el afecto a través de este canal mediante el abrazo, o acompañan su discurso tocando a su interlocutor, etc. Es decir, le otorgan preeminencia al contacto corporal en la interacción. El terapeuta tomará estas manifestaciones para metaforizar las explicaciones o reformulaciones, utilizando la llave de esta sensibilidad en la palabra. También, por ejemplo, en la directiva de prescripciones: Cuando sales un día de sol, tomarás consciencia de cómo los rayos calientan tu rostro. Vas a comenzar a disfrutar de esta sensación..., te encontrarás con tu amigo del alma, con quien debes conversar sobre ese tema que tanto te preocupa, le darás un fuerte abrazo y les dirás...
De la misma manera, en los casos de sintomatologías fóbicas o en ataques de pánico, donde se encuentran exacerbados estos canales, es importante penetrar por esta vía: Cuando te enfrentes al ascensor, te impondrás el miedo a subir, comenzarás a sentir cómo tus manos se llenan del sudor frío... Debes intentar sudar más. Tus manos están como empapadas y más frías..., tal vez hasta te duelen... Por otra parte, puede acompañarse la propia alocución remarcando algunas frases por medio del contacto físico, como una mano en el hombro, el tomar una mano, una palmada en el brazo, etc. Esta clase de acciones refuerza el mensaje, más aún, si se les acopla el tenor emocional de acuerdo a las situaciones que emergen de la sesión.
3) El canal puede ser de tipo auditivo, en donde los discursos se relacionan con la escucha, poblados de analogías con respecto a los sonidos en general. Algunos son profesionales músicos o que tienen por hobbie la música, o simplemente son sujetos que resaltan lo auditivo en sus descripciones:..Yo lo escuché /... Dicen que / Gritó tan fuerte / Hizo tanto ruido como el estallido de una bomba... / Dio un portazo terrible y se fue / Se escuchaba una música de fondo....Es factible también, que estas personas adornen su conversación con algunas expresiones guturales, como también, en lo paraverbal anexen sonidos con la gestualidad, reproduciendo los ruidos de las acciones que describen. Es algo así como una producción casera de efectos especiales, que imprimen un tenor más vívido a la narración.
Las metáforas y ejemplos que introducirá el terapeuta, estarán dirigidos hacia este sentido. En el plano analógico, conjuntamente con algunas onomatopeyas en el discurso, pueden acoplarse sonidos, como golpes de manos, chasquidos de dedos, palmadas en el escritorio, etc., que favorecerán el efecto de entrada de nuestra palabra en la construcción del paciente.
El diseño de las tareas, puede ser recreado mediante este canal:Entrarás en la oficina y como siempre sentirás el teclear de las computadoras, correrás la silla de tu escritorio que seguramente chirrearán sus ruedas porque se olvidaron de aceitarlas... / Sentirás la diferencia del ruido de los autos que pasan por la avenida al entrar en tu casa cuando tengas que hablarle a tu mujer...
No obstante, es importante que se intercalen algunas de estas descripciones, pero sin caer en lo abusivo ya que puede generar el efecto contrario al que se desea, generando resistencias.
4) De la misma manera, procederemos con los canales olfativo y gustativo. Son diversas las expresiones, en las cuales se muestra la predominancia de los olores o sabores en las metáforas utilizadas. En general, las personas que lo desarrollan, describen las cosas mostrando el especial impacto de estos sentidos:La atmósfera era densa.../ Lo que más me atrajo fue el olor de su piel... / Y esa situación me dejó un sabor.../ El olor de las flores..../ Preparó una comida con unas especias exóticas...
Resaltar estos canales en el discurso del terapeuta, permite poner énfasis en las connotaciones y descripciones, principalmente en el discurso de las prescripciones, con el objetivo de poderlas desenvolver en el ámbito pragmático: Saborearas el té, sentirás el olor de las masas,... lo mirarás a los ojos y comenzarás a decirle.../ Paladearás el café recién servido y te dedicarás a disfrutar el libro que te has regalado... También, es factible que una persona desarrolle más de un canal sensitivo, es decir, pueden coexistir entre ellos Se hace necesario, entonces, intercalar (siempre sutilmente) verbalizaciones que impliquen a cada uno en las metáforas y frases. En síntesis, sea cual fuere el canal de preeminencia, la posibilidad de incorporar en la palabra, expresiones, metáforas y ejemplos relacionados con éste, provocan una mayor inducción, haciendo más efectiva cualquier intervención.
Uso de frases, muletillas y palabras, etc. En términos del lenguaje verbal, el recurso de utilizar frases, muletillas o palabras que se estereotipan en el discurso del consultante, es otra de las herramientas de esta estrategia. Entre las tantas modalidades y estilos de comunicación, existen personas que suelen incorporar refranes o frases que acentúan sus afirmaciones. Los refranes populares como las frases célebres, pueden ser parte del discurso del terapeuta que ingeniosamente insertará en sus mensajes, tanto los mismos que utiliza el cliente como otros de su propio repertorio.
P: Siempre estuve obligado a hacer las cosas. Viví a través de obligaciones y tengo que entender que “se hace lo que se puede”. Borges decía, en un escrito que no estoy seguro si es de él, “si volviera a vivir estaría más liviano”.
De acuerdo al nivel de cultural, estas frases van desde las más vulgares y populares a las más eruditas y sofisticadas. En algunos casos, son la clara expresión de racionalizaciones e intelectualizaciones en las que, como mecanismos defensivos, la persona se refugia en determinadas situaciones. Otra de las formas, es el uso de muletillas o la repetición de alguna palabra que se constituyen en las ayudas para sostener las narraciones:... O sea, el problema es que mi socio no está bien, o sea, esto no implica que la sociedad vaya mal, o sea... /. Entonces yo le dije, no puede ser estás totalmente equivocado, entonces yo no lo quise herir, porque tenía miedo a su reacción, entonces me contestó...
A veces, estas palabras están relacionadas con expresiones en boga, frases de moda o simplemente son términos comunes, resultando amortiguadores del discurso. Suelen incorporarse para abrir la alocución como para cerrarla, pero también, pueden intercalarse reiteradamente, cerrando o abriendo pequeños tramos del relato: Me peleé con mi hermano, todo mal, me dijo que yo era una porquería porque salí a defender a su novia, todo mal, pero yo también le dije que porque no hacía las cosas como se deben hacer, la cuestión es que mal todo mal / Mi mujer se pone muy triste en estas situaciones, me entiendes..., pienso que su madre nunca la quiso y prefirió a su hermana, me entiendes. Creo que esto la debe poner muy demandante conmigo, me entiendes... En otras oportunidades, son más bien sonidos casi guturales que acompañan las frases: Ehmmm, no deseaba ir a la fiesta, estemmm, estaba bastante deprimida... ehmmmm y al final me metí en la cama y no salí a ningún lado / Humnn, no sabía que hacer, porque ella le humnnn, dijo que no sabía directamente.
Esta técnica se hace más evidente y suele ser muy efectiva, en las consultas con adolescentes que, en general, se identifican con los patrones lingüísticos de moda, aunque también es dificultosa por la continua aparición de nuevos términos. La introducción de estas variedades, en los giros de las intervenciones del terapeuta, penetra poderosamente en el universo del paciente. Recalcamos, que debe implementarse de una manera perspicaz, ya que fácilmente -sino se tiene en cuenta la mesura de su aplicación- puede parecer una burla hacia el consultante. Y por supuesto, las lamentables consecuencias que esta sensación puede detonar.
Es importante prestar atención a este estilo, desde los primeros contactos en la entrevista inicial. En el período de joining, es donde el terapeuta gestiona la empatía que será la puerta hacia la confianza y posibilidad de acercar el vínculo, acrecentando su influencia. No obstante, una vez incorporada la técnica, es esperable que surja espontáneamente, formando parte natural del estilo de conversación del espacio terapéutico. Lenguaje no verbal. El espacio del cuerpo en psicoterapia. Además de calcar diferentes aspectos de las verbalizaciones del paciente, otra propuesta es adoptar su lenguaje analógico. El lenguaje, por lo general, es asociado con la palabra y pocas son las oportunidades que en la vida cotidiana se tiene en cuenta lo que se expresa a través de los gestos o, por lo menos, se le coloca un énfasis menor.
El lenguaje de los movimientos corporales y de la gestualidad, resulta un universo de transmisión de mensajes que no siempre son decodificados de manera correcta. Más aún, son un mayor blanco de proyecciones por parte del interlocutor que el lenguaje verbal, es decir, si la palabra no está como elemento concreto de envío del mensaje, un gesto o un movimiento pueden parecer ambivalentes y como tales, ser interpretados de acuerdo a los baremos del mapa del interlocutor. La sistematización de un vínculo, es la que permite entender los gestos de manera más clara, en tanto se ahonda y profundiza en el conocimiento de los códigos relacionales de los alternativos receptores y emisores.
Este tipo de lenguaje, tiene sus raíces en períodos más arcaicos que el lenguaje verbal propiamente dicho. Además, el uso del cuerpo como comunicador, trasciende las limitaciones del lenguaje hablado. O sea, desde esta perspectiva la lengua resulta un impedimento para la libre comunicación. En cambio, la comunicación analógica permite establecer un diálogo, si se quiere universal, mediante la interpretación de gestos sin mediar el lenguaje verbal. Esto se demuestra, por ejemplo, en la diferencia de solamente escuchar a una persona que habla una lengua que desconocemos, que mirarla mientras habla. Con certeza, interpretaremos mucho mejor lo que intenta transmitir cuando oído y vista se aúnan en la comunicación. Todo esto corrobora la hipótesis de que los modelos analógicos poseen un fuerte componente instintivo que se aproxima a una señal universal, además de un componente imitativo y cultural, aprendidos del contexto social. (Andolfi.1977). El mundo de la comunicación y más el del lenguaje analógico, posee un alto grado de complejidad que de la diferencia de interpretación entre lo que se intenta transmitir y lo que se capta sientan las bases de las disfuncionalidades relacionales que transforman la alta complejidad en complicación.
Paul Watzlawick, en los tiempos en que pertenecía al equipo de investigación del M.R.I y el grupo Bateson, intentó cuantificar la comunicación. Tarea que se condenó al fracaso, dada la imposibilidad de sistematización de los millones de signos lingüísticos plausibles de registro. La comunicación paraverbal, entendiéndose ésta principalmente como los movimientos y gestualidades (además de las cadencias y tonalidades que se imprimen sobre el discurso), está poblada no solo por la movilidad gruesa, es decir los movimientos más ostentosos o alevosos a la vista, sino por una serie de micro movimientos casi imperceptibles para la consciencia. Un ejemplo simple que muestra tales sutilezas, se observa cuando dos personas caminan en direcciones contrarias y se cruzan. Existe una percepción superior, que indica que uno debe desviarse hacia un costado y el otro hacia el otro para no colisionarse. Algo del otro, ha indicado el flanco hacia donde la persona deberá moverse. Si alguna de ellas titubea o se muestra dubitativa en el movimiento, sin duda que se encontrarán a punto de chocarse.
Comunicación personal. Por otra parte, existe un espacio entre comunicantes. Un espacio que significa la distancia óptima para que dos o más personas establezcan un diálogo. Hall (1966), distingue el manejo del espacio y movimiento con relación a tal proximidad o lejanía relacional.
1) Distancia íntima: implica una distancia e cercanía afectiva. Es la distancia en la que se conduce una pareja en una relación amorosa, la relación de un padre que acaricia a su hijo o en la relación materno filial. Es una distancia que permite la fusión de los interlocutores y, en cierta manera, existe una ruptura de los límites de la territorialidad personal.
2) Distancia personal: es una distancia de cercanía pero en la que los interlocutores mantienen sus fronteras personales. Es decir, los limites personales no se pierden y están claramente definidos. Es la distancia de las relaciones interpersonales de dos amigos o familiares, compañeros de trabajo. También de dos personas que tienen un objetivo o interés en común.
3) Distancia social: en este tipo de distancia no existe el contacto físico. Prima la mirada que pasa a ser el único tipo de contacto. No se trata de una relación impersonal, pero existe un espacio y distancia protectivos de eventuales invasiones o intromisiones del interlocutor. Es la distancia óptima en las negociaciones y ventas. Por lo general, el espacio se ocupa con escritorios, escaparates, mesas, objetos que imponen la distancia entre los comunicantes. En las consultas psiquiátricas tradicionales, es la clásica distancia terapéutica en donde se coloca el escritorio, el guardapolvo blanco, etc.
4) Distancia pública: es la distancia de las relaciones formales. No existe la intimidad y menos un vínculo personalizado. Se pierde cualquier tipo de relación directa y es la distancia típica del conferenciante o del catedrático. Sería esperable que, en tanto la distancia adquiera mayor intimidad, el contacto corporal se acrecienta y en tanto se aleje disminuya. Si bien esta regla se cumple en la mayoría de las personas, no obstante, numerosas son los casos que pese a la intimidad, tienen dificultades de expresar el afecto o comunicarse de manera física. Paradojalmente, a pesar de que el lenguaje corporal sea el más arcaico, el contacto por este medio se encuentra disminuido e hipertrofiado el lenguaje verbal. Para muchas personas, es más sencillo regalar un objeto -como muestra de afecto- que dar un beso o entregarse en un abrazo.
En el ámbito terapéutico, además del Psicodrama y otras líneas de terapias corporales, es la clínica sistémica que, desde los axiomas de la comunicación exploró los dos lenguajes: tanto el verbal como el analógico, trazando las características diferenciales entre ambos.
En terapia relacional las señales, el contacto físico, el movimiento, la acción, la presencia de otros, provocan simultáneamente asociaciones, significados y comportamientos en un contexto dado. El acento cae sobre el actuar y dramatizar estados emotivos y conflictos en el presente, para verificar efectivas posibilidades de cambio en el interior del sistema familiar, mediante la intervención activa del terapeuta. (Andolfi.1977).
El terapeuta sistémico no toma una distancia de corte social, o sea, toma una distancia de disociación, objetiva y como tal utópica. Un terapeuta sistémico hace uso de sí mismo, se pone en juego como un cuerpo y una mente que actúa como un agente de cambio en el sistema terapéutico. Sus intervenciones, suaves o contundentes, perturban el sistema del paciente en el intento de hacer zozobrar los esquemas interactivos presentes productores del problema.(...) se considera miembro agente y reactivo del sistema terapéutico e introduce en él creatividad e inventiva personal, sentido del humor y experiencias personales y profesionales; contacto físico, utilización del espacio y del movimiento representan instrumentos operativos indispensables para un terapeuta de la familia, que se vale de ellos con el fin de observar secuencias comunicativas funcionales y disfuncionales, límites personales e interpersonales, disponibilidad de cambio, etc. (Andolfi.1977).
El lenguaje paraverbal, es aquel en donde la persona posee menor dominio. Por lo tanto, emerge mediante tal espontaneidad que no deja lugar a la mentira, escapando a la voluntad consciente. La posibilidad de decodificarlo implica lograr ingresar en la lógica relacional de la familia: entender las reglas del funcionamiento del sistema, sus pautas, funciones, creencias, valores y objetivos. Es importante capitalizar en la observación, el estilo de interacción de los pacientes. La forma o el modelo que se pone en juego con el terapeuta es, en cierta  manera, la reproducción de cómo se relaciona más allá de las paredes del consultorio.
Un detalle importante para un terapeuta sistémico, es –en el caso de la terapia familiar o grupal- observar cómo se sientan cada uno de los participantes de la sesión. Pero no solamente la posición corporal, como lo referimos más adelante, sino la disposición en el espacio: quien se sienta al lado de quien, quien más próximo de quien, quien más alejado. El terapeuta perspicaz, recogerá una serie de datos de gran utilidad, a la hora de señalar alianzas, coaliciones, identificaciones, marginación, etc. Tal disposición espacial, a veces muestra características estrictas de reglas uniformadas para la familia: de forma tradicional, los padres juntos y los hijos sentados  alrededor en forma de séquito. Una pareja de padres conflictiva coloca a alguno de los hijos en medio de ellos, de la misma manera que un hijo sobreprotegido tiene poco espacio de distancia y movimiento entre el resto de los miembros que se sientan en actitud vigilante. En otras ocasiones, las parejas en conflicto tienden a sentarse alejados a varios hijos de distancia. Un niño problema se halla levemente distanciado del resto de los integrantes.
Una pareja enmarañada en los problemas, se sienta en el sillón con el cuerpo sutilmente dirigido hacia el afuera de la relación. Una persona angustiada, se encorva en su asiento y mira hacia abajo. Alguien huidizo y con resistencias a comprometerse se sienta tímidamente en el ángulo de la silla, como siempre listo para salir. Una señorita seductora, intenta desviar y atraer la atención mostrando gallarda y alevosamente sus piernas.
Muchos sujetos hablan a través del movimiento de sus manos, otros cruzan sus brazos o los mantienen rígidos a los lados del cuerpo. Hay quienes reposan en el sillón, tomando su cabeza y parte del rostro en actitud reflexiva. Mientras otros –más tensionados y en actitud vigilante- mantienen su cuerpo sentado en el borde de la silla, extendido hacia adelante, invadiendo el territorio del interlocutor.
Por ejemplo, existen personas que anudan su cuerpo, entrecruzando piernas y brazos en su modalidad de comunicación. Mientras que para algunos, éstas posturas serán las reacciones de acuerdo a los temas que se traten, constituyéndose en un termómetro para el terapeuta atento, de cuáles son las situaciones que producen más escozor. Pero no son pocas las oportunidades, en que los comentarios verbales son contrapuestos con las actitudes corporales: en tanto el cuerpo se mantiene rígido con los brazos entrelazados y una postura casi genufléxica, el consultante le refiere al terapeuta:
Estoy bien y tranquilo en este tiempo con mi esposa... o Mire doctor, esto para mí no es un problema, ¡yo estoy relajado con este tema!!. Otro estilo de comunicar, se caracteriza por la transmisión verbal con un tono de voz exacerbadamente bajo. Con lo cual, es de suponer que los circuitos interactivos que se generan, son una serie de interlocutores que se acercan en actitud de querer descifrar lo que se escucha. Es algo así como tener un mundo de personas a los pies, pendientes de entender qué se está diciendo, convirtiéndose en el centro de la atención. Entonces, ¿qué sucedería si el terapeuta remeda su volumen de voz?, ¿cuál será la actitud del paciente frente a semejante espejo, cuando siempre encontró en su entorno (complementariamente) la acción contraria?. Notablemente esta copia, con frecuencia da como resultado, que la persona se acerca con la misma acción que genera en los otros e inclusive, alzando su tono de voz. Otros sujetos hablan mucho y continuamente, sin respetar los espacios de silencio entre frase y frase. Son la muestra cabal -en sentido análogo- de un ritmo de vida acelerado y casi sin respiro. Esta particularidad es calcada por el terapeuta, que una vez que logró hablar su lenguaje, ganando su confianza, paulatinamente comienza a desacelerar su ritmo vertiginoso. Obtiene, de esta manera, el enlentecimiento por parte del paciente, no sólo de su estilo de palabra sino de su ritmo de vida. Este efecto es reforzado en el ámbito de la práctica, acoplando alguna prescripción de conducta, que traiga como consecuencia una mayor relajación en sus actividades cotidianas.
Otras intervenciones pueden realizarse desde un one up corporal. Por ejemplo, ponerse de pie mientras que el paciente permanece sentado y transmitir el mensaje desde tal asimetría. Esta estrategia permite colocar mayor énfasis en algún señalamiento en el intento de erradicar suavidad en la intervención e imprimirle un tenor enérgico:
Marina, hasta cuando vas a estar en la casa de tus “papis”. Tienes el dinero, eres una profesional independiente y te sigues quejando de la actitud de invasión de tus padres. Ellos no van a cambiar!!, ¿entiendes?, ¿no te parece más apropiado que te vayas a vivir sola de una vez y dejes de quejarte?!!!.
Como hemos señalado anteriormente, ciertas intervenciones mediante el contacto corporal tienen un mayor efecto en el mensaje que se intenta enviar. Principalmente en las situaciones donde la emoción y la angustia urgen una complementariedad contenedora, como ser situaciones de intensa angustia, duelos, pérdidas, enfermedades graves, etc. Una mano en el hombro, una caricia en la espalda o en la cabeza, un abrazo de contención, un tomar de las manos, o simplemente mirar a los ojos a distancia o alcanzar sutilmente un pañuelo de papel. Sería innumerable la cantidad de ejemplos acerca de las descripciones del lenguaje analógico. Estos son solamente una muestra, de las maniobras que recodifican y redefinen constantemente las acciones del cliente, posibilitando acercar la interacción terapéutica y cumplir los objetivos más certeramente. El cuerpo del terapeuta, entonces, también puede constituirse en una herramienta de intervención. Si el lenguaje del cuerpo muestra en la familia un estilo relacional, el profesional podrá -de acuerdo a cómo se pauten las interacciones en el juego relacional de la terapia- no solo señalar mediante la palabra sino mediante sus propios gestos y actitudes corporales. Caras de desconcierto, enojo, tristeza, inmensa alegría, etc., son elementos que acompañan al discurso pero que generan efectos en los pacientes. Muchos de estos efectos se traducen en preguntas que, a la vez se capitalizan en intervención, es decir, es la oportunidad de reforzar, redefinir, connotar positivamente, provocar etc.
El terapeuta también podrá acercarse con su cuerpo para introducir su mensaje, como también acercarse a ciertos miembros, rotando –de manera paulatina- entre los distintos integrantes del grupo. O sentarse al lado (en el mismo sillón) del paciente individual. Como instalarse en el medio de una pareja plausible de escalar simétricamente. O utilizar una dramatización de los que sucede, o caricaturizar utilizándola palabra y el cuerpo. En síntesis, el uso de su propio cuerpo es una herramienta más a su disposición en las estrategias terapéuticas.
Muy importante para evaluar el sistema terapéutico es la utilización del espacio por parte de los miembros de la familia y del terapeuta, en el curso de la terapia. Los movimientos que se realizan en la sesión no son nunca casuales y constituyen indicadores extremadamente válidos de secuencias interactivas. El movimiento, la acción, el juego, el enfrentamiento, son por lo tanto observados y solicitados por el terapeuta relacional según una estrategia destinada a recoger informaciones, a dramatizar y reestructurar relaciones inadecuadas, a activar canales de interacción nuevos o en todo caso inexpresados, que produzcan un efecto liberador sobre el paciente identificado y sobre los que interactúan con él. (Andolfi.1977).
El calcado del lenguaje analógico, cumple la misma finalidad que el lenguaje verbal. La correcta utilización de este último, depende del ejercicio de la retórica del terapeuta y de la habilidad para captar el uso y repetición del estilo conversacional de su paciente. En el lenguaje gestual, dependerá de su plasticidad y flexibilidad del manejo del cuerpo y el espacio en la interacción terapéutica. Como también, de la perspicacia para remedar movimientos sutiles sin caer en lo burdo, con el riesgo de crear en la sesión una atmósfera artificial. Todas estas técnicas, que se aúnan en el hablar el lenguaje del paciente, hacen que las intervenciones y prescripciones de la psicoterapia se revistan de un mayor poder de efectividad en el objetivo del cambio. Cuerpo, espacio, movimiento y palabra en dicho contexto, si bien están pautados por la interacción con los consultantes, pueden ejercitarse. Esta formación tiene por finalidad, lograr que espontáneamente surjan acciones nuevas que posibiliten acrecentar el repertorio de intervenciones. De esta manera, se constriñe la interacción lo menos posible, cosa que sucede cuando el bagaje de herramientas del profesional es reducido.
Por lo tanto, desarrollar la técnica es el fruto de una aguda preparación, que supone el uso de instrumentos teatrales, psicodramáticos y corporales. Este entrenamiento tiene por la finalidad, no caer en impostaciones que hagan aparecer a la intervención ridícula, generando la reacción contraria a la que se espera. Con facilidad puede caerse en falsas posturas, llevando a que un terapeuta pueda aparecer grotesco frente a la falta de espontaneidad de sus movimientos, generando mayor resistencia, cuando lo que se busca es el efecto contrario.
Esta técnica posee la particularidad -al penetrar en el mundo del cliente- de sortear las resistencias, acelerando el proceso del trabajo terapéutico con miras a la solución del problema. En esta dirección, un terapeuta en formación adquirirá flexibilidad corporal, plasticidad y modulación en las expresiones, conformando del calcado, un acto espontáneo. O sea, habrá incorporado tal preparación, que en el ámbito de las sesiones surgirá naturalmente involucrarse en los tonos, gestos, actitudes, palabras, etc. Del paciente. Pero tampoco implica que el profesional todo el tiempo copie las acciones del consultante, sino que debe conocer claramente los momentos en los que puede desarrollarla. Internarse en el universo semántico del paciente, sugiere trabajar desde adentro de su estructura conceptual, intentando modificar sus atribuciones de significado. Implica una forma de conocer dicho panorama de construcciones, en la tentativa de generar un cambio. Resultan entonces, una serie de interrogantes en función de las interacciones que se gestan en el espacio terapéutico, por ejemplo:
• ¿En una situación de crisis, cuándo un terapeuta debe contener con la palabra?.
• ¿Cuándo debe acercarse físicamente o mantener su posición?.
• ¿Cuándo debe abrazar al paciente o simplemente colocar su mano en el hombro?.
• ¿O tan sólo mirarlo en una situación angustiante de la sesión?.
• ¿Cuándo debe emitir una intervención de pie, en un one up corporal?.
• ¿O intervenir sentado por debajo de la altura del paciente?.
• ¿Cuándo el tono de voz debe disminuirlo, enfatizarlo, deprimirlo, enllentecerlo, etc.?.
• ¿Cuándo debe hablar en tono reflexivo, agresivo, enérgico, irónico, humorístico, etc.?.
• ¿Debe mirar al paciente o hablar al vacío, en qué momento?.
• ¿En qué oportunidad debe imprimir un tenor emocional a su discurso o debe ser frío y distante?. Para el terapeuta-actor, en su formación, el vídeo es de una ayuda indispensable. Las imágenes de su actuación durante la sesión, lo llevan a corregir errores, perfeccionando intervenciones de manera tal, que se estimule la creatividad haciendo de esta táctica un acto espontáneo. Además, este adiestramiento implica que si el profesional aprende a hablar el lenguaje del paciente -por ende a entender cómo es su construcción de la realidad-, este ejercicio le posibilita adquirir una mayor flexibilidad en sus constructos personales, desplazando en lo posible, y con mayor facilidad, su punto de vista acerca de las cosas para entrar en la perspectiva del otro.
En síntesis, es necesario, para que esta estrategia surta los efectos deseados, desenvolverla con toda naturalidad y no como una maniobra artificial. Si bien tiene sus dificultades en el aprendizaje, su aplicación es de relativa facilidad si se ha entendido cuál es el sistema de creencias y sentidos conque el cliente construye su realidad. Esta estrategia, como otras, debe ser congruente con esa realidad.
El arte de hablar su mismo idioma, es una maniobra compleja, tal cual el modelo que la sistematiza: la Brief Therapy de Palo Alto. Un modelo que estimula el hemisferio derecho permanentemente, puesto que desafía al sentido común y a la lógica racional. La práctica y la rectificación de los errores, son los que le posibilitan al terapeuta clínico adquirir no sólo plasticidad en su palabra sino en su propio cuerpo, adaptándose a diferentes situaciones y contextos. Así, le permitirán comprender con mayor rapidez, las diferentes realidades que a diario se construyen en el consultorio.
Su desarrollo cobra relevancia, además, pues se constituye en el primer abordaje tentativo, desde el acto inicial de conocimiento que implica la primera entrevista. Inevitablemente, nos abre el campo para introducir otras intervenciones, logrando en el joining, la comodidad y calidez en la conversación terapéutica. Esta apertura conlleva la disminución de las dificultades y resistencias hacia el cambio. Este fenómeno es bastante frecuente: las personas que recurren a la ayuda de la psicoterapia, poseen toda la intención de cambiar pero en términos pragmáticos se oponen a tal modificación. No por casualidad, el problema que llevan a cuestas continúa sosteniéndose durante tanto tiempo, mediante intentos de solución fallidos que sólo hacen que el problema continúe reforzándose.
Una vez que se encuentra una forma de dar vuelta la resistencia al cambio, introduciéndonos en el sistema de creencias del consultante, comienzan a permutarse significados en forma sutil, modificando atribuciones semánticas por sobre las cosas. Es allí, que el peso de la reformulación, las técnicas paradojales, la fortaleza de la connotación positiva, entre otras, ejercen su influencia en el transcurso de las conversaciones. La sugestionabilidad que se logra, aporta, por ejemplo, la efectividad de las prescripciones de comportamiento: compórtate como si el caso fuese..., con lo cual, la especificidad de los términos y su descripción, conjuntamente con la cadencia y la entonación, etc., estimulan a actuar la indicación sugerida.
Uno de los puntos que Erickson remarcaba en sus supervisiones, era establecer el contacto con el paciente en su propio terreno. Desarrollar la escucha y resistir a las interpretaciones (ya que éstas son categorías de descripción y atribuciones de sentido por parte del terapeuta), captando así, cuál es la idiosincrasia del paciente.
La gente no sabe escuchar, tiene la tendencia a oír lo que quiere oír, a pensar lo que quiere pensar, a comprender lo que quiere comprender. No lo que el paciente dice o escribe. Traducen los comportamientos del paciente dentro del marco de su propia experiencia y no es ésta la actitud que conviene tener en psicoterapia. Es necesario escuchar al paciente. (Z. Zeig.1985).
Pero resulta utópico -como hemos visto anteriormente- escuchar en forma pura, sin hacer inferencias o atribuciones de sentido. Es difícil describir un proceso sin categorizarlo, sin recurrir a las estructuras conceptuales, por lo menos aquellas que se inoculan en el conocimiento profesional. No obstante y sin llegar tan lejos, la posibilidad de comprender implica despojarse, aunque sea parcialmente, de nuestras propias construcciones para poder penetrar en el universo del otro.
Por lo tanto, hablar el lenguaje del consultante sugiere un doble juego en sentido recursivo y complementario: no solamente lleva a comprender las construcciones de realidad del paciente, sino también a desrigidizar los marcos semánticos de los terapeutas, con la finalidad de escuchar en el sentido profundo y abarcativo de la palabra.

BIBLIOGRAFIA
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La intencionalidad del psicólogo


La intencionalidad del psicólogo. Miriam del Campo Yecora, Psicóloga, Bilbao, España. Juan Antonio Tejero Maeso, Psicólogo Clínico,  Universidad de Deusto, Bilbao España, Artículo Publicado el 17 de febrero de 2005
Introducción
Ser psicólogo no solo consiste en poseer determinado tipo de informaciones, con las técnicas correspondientes, sino también en algo mucho mas profundo, como ser una persona con un conjunto de características cognoscitivas, afectivas y sociales que le promuevan hacia una intención personalizada, haciéndole capaz de interaccionar con sus pacientes, de manera que estos puedan confiar sin tener por qué temer.
La intencionalidad (actitud puesta en marcha de manera consciente) a lograr en la relación terapéutica puede ser el desarrollo de la espontaneidad, el cambio, la apertura, la creatividad, la seguridad en uno mismo, la autonomía…tendiendo así a estimular en el individuo la motivación adecuada para lograr la gratificación que él estima como deseable.
Tres modelos de intencionalidad
Podríamos señalar tres escalas, no correlativas, de intencionalidad como son: la promoción de la autonomía, la promoción de la armonía y la promoción de la perfección de la naturaleza humana.
La promoción de la autonomía, tiene como objetivo o meta la autorrealización, con lo que es la propia persona, siguiendo sus necesidades, quien decide lo que debe hacerse a través de la relación.
La promoción de la armonía, pretende no tanto que la persona se mire en el medio exterior, sino que se acomode desde él como ser. Por lo tanto el objeto o meta es la persona bien integrada con su ser. Así, es el propio sujeto quien decide lo que debe hacerse en su evolución, pero buscando aquello que le sea útil, valido como ser.
Y por último, la tercera escala, ayuda a que el paciente no se acomode a las conductas o intereses de una determinada sociedad, sino que conduzca su vida de acuerdo con los valores que considera verdaderos en sí mismos. Es decir, el objetivo que persigue es la persona, y en su relación terapéutica buscar el proceso que le permita retomar la dirección correcta hacia su ser interno.
Sea cual sea el modelo que utilizamos, cada caso debe tratarse de forma personalizada y única, adecuando nuestra intencionalidad como psicólogos a cada paciente, ayudando en el logro de los objetivos basados en sus necesidades y Sea cual sea el modelo que utilizamos, cada caso debe tratarse de forma personalizada y única, adecuando nuestra intencionalidad como psicólogos a cada paciente, ayudando en el logro de los objetivos basados en sus necesidades y que más respeten su condición y posibilidades emocionales, mentales y psíquicas.
Intencionalidad y los principios éticos
Existe una importante relación entre la intencionalidad del psicólogo y principios éticos: Autonomía, Beneficencia y Justicia.
Dentro de nuestra intención como psicólogos debe llevar implícito el deber de hacer bien o al menos el de no perjudicar (Beneficencia). Así mismo debería ser una actitud intencional basada en el derecho a ser respetado en las decisiones que la persona toma sobre sí mismo sin perjudicar a otros (Autonomía). Por otro lado, actuar mediante el imperativo moral que nos obliga a la igual consideración y respeto por todos los seres humanos, evitando así, todo tipo de discriminación y promoviendo el principio de Justicia.
De igual modo, en estrecha relación con la intencionalidad del psicólogo, se encuentran las tres reglas éticas fundamentales: confidencialidad, veracidad y fidelidad.
La relación de ayuda, en donde se da la confesión, el respeto, la seguridad, intimidad, privacidad; implica la norma ética de confidencialidad, es decir, la protección de toda información considerada secreta.
Respecto a las reglas éticas de veracidad y fidelidad, señalar que deben estar presentes en nuestra actitud como psicólogos. El deber de veracidad se deriva del de fidelidad a los acuerdos, con lo que todo profesional, en su intención con el paciente, debe evitar cualquier tipo de engaño o ambigüedad en cuanto a los objetivos propuestos, haciendo todo lo posible para que su actuación no induzca a malentendidos. Dada nuestra intención ante la situación del paciente deberemos guardar la fidelidad a las promesas hechas, llevándolas a cabo con determinadas conductas técnicas y éticas. Así mismo, no deberíamos confundir " promesa" con " propósito". Ya que este último implica la voluntad de tener un determinado comportamiento, sin que ello genere una obligación. Por el contrario, el que no cumple una promesa puede ser culpable de perjudicar al otro, debido a las decisiones que puede tomar como consecuencia de la promesa. Es decir, cuando prometemos que haremos algo en relación con el paciente, nuestra intención provoca una confianza cierta, por el hecho de que se afirma como verdadera y prometida.
Conclusión
El psicólogo tiene una enorme responsabilidad y por ello debe ser consciente en cuanto a las técnicas y a su intencionalidad, ya que sus teorías acertadas o no, pueden tener el carácter de " profecía que se autocumple". Aquella actitud puesta en marcha de manera consciente o intencionalidad que se tiene con el paciente se refuerza de manera positiva, inconsciente o conscientemente, lo cual lleva a un aumento de motivación y de autoeficacia, teniendo así más probabilidad de suceder.
La intencionalidad está determinada por la actitud, y esta última determina la acción. Por lo tanto sin intencionalidad no hay actitud ni acción, convirtiéndose cada paciente en un número más. Por el contrario, si en la relación de ayuda definimos nuestra intencionalidad, de forma personalizada, tendremos una actitud positiva que nos llevara a realizar las acciones necesarias para la consecución de los objetivos. Estando siempre atentos a la evolución del problema para modificar los objetivos si es necesario.
El proceso terapéutico debería implicar tener una intencionalidad, así como la supervisión del mismo, utilizando para ello la evaluación, es decir comparar nuestra intencionalidad, donde queremos llegar, con la realidad, donde estamos o donde hemos llegado. Pudiendo así modificar, si fuese necesario, las acciones que se están llevando a cabo para conseguir determinada meta.
Bibliografía
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Colegio Oficial de Psicólogos. (1998). Perfiles profesionales del psicólogo. España: Autor.
Franca-Tarragó,O. (1996). Ética para psicólogos: introducción a la Psicoética. Desdeé de Brouwer S.A.
Medina, M.; Romero, A. (1994). La psicología como profesión. Murcia: Colegio Oficial de Psicólogos.
Ríos Álvarez, Francisco (2002). Balance Polar Electromagnético. Zaragoza.
Psicologia Cientifica - www.psicologiacientifica.com

domingo, 28 de agosto de 2011

Ayudar a los hijos de padres divorciados

PARA AYUDAR A LOS HIJOS DE PADRES DIVORCIADOS
La gran pregunta es: ¿le, afecta a los niños el divorcio de los padres? Por supuesto que les afecta el divorcio de los padres. Lo que no podemos afirmar es si el divorcio les va a afectar negativa o positivamente. Un divorcio, como cualquier otro hecho de la vida, un embarazo, un nacimiento, una enfermedad o la misma muerte, puede manifestarse de distintas formas en el niño, dependiendo del manejo que los padres le den a éste. No sólo son afectados por el divorcio los hijos de los padres que se divorcian, también se ven involucrados los primos, los amiguitos, los vecinos y todos los niños que de una u otra manera están en contacto con la familia que vive una separación y un divorcio. Cada vez es más común que el hijo de unos padres que se están divorciando o ya se divorciaron reciba ayuda de varias personas e incluso ayuda profesional. Por lo tanto, cada vez somos más y más los adultos que nos tenemos que preparar para atender a estos niños y jóvenes que necesitan herramientas para manejar el divorcio de sus padres, tíos y vecinos. Un buen manejo del divorcio principalmente con los niños no representa necesariamente una invitación a un futuro divorcio, de la misma manera que un doloroso y mal manejado divorcio, no es un freno y mucho menos un antídoto contra los divorcios del futuro. Junto a estos niños hay amigos cuyos padres no se están divorciando y probablemente nunca se divorcien. Este otro grupo de niños pueden llegar a sufrir en silencio terribles fantasías respecto a un posible divorcio de sus padres desencadenado a partir de una pequeña discusión de pareja o simplemente por la actitud evasiva de los padres y otros adultos para responder de forma clara y asertiva las dudas e inquietudes sobre el divorcio. La necesidad de hablar del tema del divorcio no está a discusión, si queremos enfrentar los retos que esta realidad y sus consecuencias nos están demandando día a día. * El divorcio como solución El pensar en el divorcio como solución y no como problema nos obliga a romper una parte importante del sistema tradicional de creencias, que nos incapacita para movernos de una manera creativa y nutritiva con los niños que necesitan aprender a vivir dentro del nuevo contexto familiar y social. No se sugiere el slogan: "divórciese y sea feliz", pero se puede afirmar que ante el hecho inevitable de una separación, el divorcio puede ser el convenio legal que marque el fin de las hostilidades y para los hijos puede ser el primer acuerdo de los padres en muchos años y el trámite legal que garantice la manutención de los hijos. Reconocer nuestros temores y perjuicios ante el divorcio, nos permite atender de forma atinada y responsable a los niños que viven el proceso de separación de sus padres
* El divorcio como tragedia La mayoría de las personas están acostumbradas a ver el divorcio como una gran tragedia, como una prueba del fracaso de la institución matrimonial y la muerte de la familia. Reconocer los temores y prejuicios personales ante el divorcio, permite dejarlos a un lado para atender y manejar de forma responsable a estos niños inteligentes, sensibles, enojados o deprimidos ante la separación y divorcio de sus padres. Si logramos separamos de la idea trágica que existe alrededor del divorcio y somos capaces de observar la forma en la que el niño va viviendo las etapas del divorcio de sus padres, nos sorprenderán constantemente las enormes diferencias que cada niño le da a su situación y las diferentes maneras en que responde en su intento de adaptación a los nuevos cambios que se le exigen. Muchas veces el niño se ve más afectado por el descuido al que queda expuesto cuando sus padres, maestros, tutores, familiares, no aciertan a seguir atendiéndolo naturalmente en un afán de no afectarlo debido a su situación. * La familia, las familias Anteriormente se consideraba a la familia, "el papá, la mamá y los hijitos", como una "fotografía"; hoy en día esa misma familia es vista por la terapia familiar como una "película", en la que la pareja de recién casados por sí misma es una familia sin hijos, posteriormente con un hijo, con dos o tres, etcétera. Una pareja, si se mantiene unida hasta la vejez, seguirá siendo una familia que pierde poco a poco a sus hijos para que éstos formen por su cuenta "nuevas familias". Esta situación llamada el "nido vació" deja a la pareja sola una vez más para volver a ser por sí misma una familia sin hijos. Después de un divorcio la familia sufre una enorme transformación y el niño tiene derecho a acceder a un vocabulario que le permita referirse a su familia actual con la misma comodidad y respeto que antes de la separación y divorcio de sus padres. Es también necesario que se pueda referir al hogar del padre con el que ahora no vive sintiendo simpatía y afecto por esta nueva situación. La sociedad no gana nada destruyendo la comodidad, el auto-respeto, la admiración, el aprecio y, sobre todo, el amor que los niños sienten y tienen derecho a sentir por cada uno de sus padres aunque no estén juntos. Para el niño lo que queda después de la separación y divorcio es muchas veces un par de familias tan reales y maravillosas como la que tenía antes del divorcio. * La psicología y la psicoterapia El mundo profesional ha contribuido con una buena cantidad de expectativas catastróficas a la visión que tenemos del divorcio y, sobre todo, con respecto al manejo de los niños. Es evidente que cada niño responde de una forma muy diferente al proceso de separación y divorcio. Tan distinto, que existen niños que parecerían mejorar su rendimiento académico, socialización, estado de ánimo y relación familiar en los momentos en los que todos esperaríamos que el niño dejara de funcionar. Otros sin embargo, pueden verse sensiblemente afectados en algunas de las áreas fundamentales de su desarrollo sin que esto amerite necesariamente una ayuda profesional. Los criterios que, debemos usar para sugerir ayuda profesional para un niño son exactamente los
mismos si los padres están viviendo un complicado divorcio o si su relación está pasando por una época de bienestar y armonía. El sólo hecho de que los padres se estén divorciando o ya se hayan divorciado no es suficiente para sugerir una ayuda profesional en ningún caso.
* Áreas de conflicto Los niños desde que nacen y por lo menos hasta los doce años y medio son egocéntricos; eso significa que el niño se usa a sí mismo como el referente principal para explicar el mundo que lo rodea. Por lo anterior, es prácticamente imposible que el niño sano no llegue a la conclusión de que la culpa de los conflictos, discusiones, separación y divorcio de sus padres no es por su culpa. Si asumimos que. Psicológicamente, el niño no puede llegar más que a esa conclusión, es importante que en su manejo, surja o no en la plática del niño, se le explique reiteradamente que él no tiene nada que ver y que hay motivos que él aún no puede entender lo que está sucediendo con sus padres. Dependiendo de lo cercana o distante que en ese momento esté siendo la relación con el padre con el que el niño no está viviendo, el niño va a sufrir una mayor o menor sensación de pérdida o abandono. Es importante garantizarle que pase lo que pase, él siempre tendrá con quién vivir. Lo anterior es con la finalidad de evitar enormes cantidades de angustia y estrés que el niño genera ante la perspectiva de quedarse sólo. En la medida en la que le hayamos hecho creer al niño que el divorcio es lo peor del mundo, el niño se podrá obsesionar y centrar sus interés en la fantasía de reunir nuevamente a sus padres. La creencia de que debemos evitar que el niño sufra y que no se debe hablar con él hasta que el divorcio sea definitivo puede provocarle días, semanas o meses de angustia y sufrimiento Ante lo inevitable del divorcio se torna urgente suavizar la idea de que una separación es algo con lo que no se puede vivir, además de repetitivamente señalarle al niño lo inútil de su empresa de reconciliación. Por desgracia, hemos asociado arbitrariamente el amor con la obligación de vivir con el otro. Por lo tanto no es raro que si el niño ama a ambos padres exija que vivan juntos. Esto muchas veces provoca que los niños que se sienten aliviados por la descarga de tensión posterior a un divorcio duden de sus propios sentimientos de amor hacia uno o ambos padres. Cada vez es más común oír a los niños, en todos los tonos en los que un niño puede hablar, decir que preferirían que sus padres se divorciaran, lo que aumenta los sentimientos de culpa, abandono, impotencia y miedo cuando finalmente ocurre la separación y divorcio. Todo lo anterior nos obliga a ver que, aunque el divorcio es un asunto que sólo compete a los adultos que participan en él, la forma en la que afecta a los niños requiere un manejo especial. ¿Cómo podemos dejar en manos de una mujer y un hombre heridos, deprimidos, asustados, enojados y vengativos, la responsabilidad de unos niños frágiles, sensibles, fantaseosos, asustados, incapaces de pedir lo que necesitan? Es cuando se está tranquilo y sereno que se pueden eliminar los mitos, tabúes e ideas falsas que mañana estorbarán para prestar ayuda a los hijos de padres divorciados. * El derecho a saber
Cada día es más evidente que el hecho de no hablar claramente con los niños acerca de lo queestá pasando cuando una pareja está en un proceso de conflicto, separación o divorcio, lejos de aliviar a los niños dispara niveles de estrés y angustia. La creencia de que al niño hay que evitarle el sufrimiento y no es prudente hablar con él hasta que las cosas sean definitivas puede provocar que el niño sufra durante días, semanas o meses; no sólo por el conflicto de los padres el cual padece cotidianamente, sino por la angustia de no saber qué está pasando a su alrededor. Hay que hablar con los niños a lo largo de todo el proceso ya que sólo así el niño podrá participar con sus miedos, preguntas, fantasías, humor, comprensión y cariño. * Conclusiones La responsabilidad del trabajo serio y comprometido con los hijos de divorciados, por parte de sus padres, guías, educadores y familiares con lleva a una obligada transformación personal. Se requieren cada vez más adultos capaces de involucrarse con todos los niños que directa o indirectamente viven la experiencia del divorcio Y sus consecuencias. Estos adultos requerirán no sólo estar preparados sino que habrán de revisar y cuestionar su sistema de creencias para que éste no provoque en el niño el dolor que en teoría se intenta atender. Necesitamos padres, maestros, sacerdotes, y familiares menos asustados ante la realidad y capaces de proveer al niño de la serenidad que requiere y que estén dispuestos a buscar una solución práctica basada en las características de cada niño.
Fuente: www.nidoaguila.com.mx La información aquí desplegada es extracto de dicha página y es usada para ser un mejor papá o mamá para acompañarte en la construcción de una familia más sólida, unida y generosa. Reproducción sin Fin de Lucro.

El desarrollo en los niños autistas

EL DESARROLLO EN LOS NIÑOS AUTISTAS
De entre todos los trastornos mentales de los niños seguramente los más graves son aquellos que afectan a su desarrollo, entre los cuales destaca el autismo. Los niños autistas presentan problemas importantes que dificultan enormemente su desarrollo y requieren adaptaciones curriculares que exceden las posibilidades de las escuelas ordinarias, por lo que a menudo acuden a centros específicos. Nada parece más intrínseco al ser humano que la necesidad de establecer vínculos con los demás, la sociedad es el único medio en el que el ser humano puede sobrevivir, da escalofríos pensar en el profundo sentimiento de dolor que experimentan los autistas, pueden también no sentirlo, porque la soledad es amarga cuando está ausente algo que se valora y éste no es el caso. Para cualquier persona no autista es imposible ponerse en el lugar de un autista e imaginar qué se siente.
1.- CONCEPTO
Según Wing (1981), siempre han existido niños autistas. El primer estudio de caso de autismo lo encontramos en el “niño salvaje”, separado de sus padres o abandonado por ellos al término de la R. Francesa porque era autista y difícil de manejar o a la inversa. En 1943, Leo Kanner fue el primero en diferenciar conceptual y diagnósticamente el autismo dentro de la psicosis, al definir en el grupo de las esquizofrenias infantiles una entidad sindrómica a la que nombró AUTISMO INFANTIL PRECOZ (esto generó una cierta confusión, pues muchos profesionales interpretaron que el autismo era tipo de psicosis), y se caracteriza por:
·         Incapacidad para relacionarse
·         Retraso y alteración en el lenguaje
·         Insistencia en el ambiente sin cambios
·         Aparición precoz
·         Gran potencial cognitivo
La Organización Mundial de la Salud define al autismo así:
·         Se presenta desde el nacimiento o durante los 30 primeros meses de vida
·         Respuesta anormal a los estímulos auditivos o visuales
·         Retraso en el desarrollo del lenguaje
·         Graves perturbaciones relacionales
·         Comportamiento ritualista (resistencia al cambio)

La Asociación Americana de Psiquiatría, en 1952, elaboró un manual diagnóstico estadístico para proporcionar a los profesionales del área un instrumento para ayudarles en su labor dotándoles de criterios basados en la distribución y caracterología estadística de los trastornos psicológicos. Se pretendía unificar los criterios usados por los profesionales a la hora de diagnosticar. Permanece vigente el Diagnostic Statistical Manual IV, que entiende al autismo como un trastorno profundo del desarrollo caracterizado por una distorsión en la evolución de múltiples funciones psicológicas básicas implicadas en el desarrollo y adquisición de las habilidades sociales y del lenguaje. La sintomatología fundamental consiste en una falta de respuesta ante los demás, por lo que fracasa la comunicación y la interacción social. Según el DSM IV, el autismo es tres veces más frecuente en niños que en niñas y se define por un deterioro cualitativo en la comunicación verbal y no verbal y en la vida imaginativa que empieza en la infancia o en la niñez. Se trataría de un trastorno que afecta a muchas funciones de manera que el desarrollo no sólo se retrasa, sino que se altera cualitativamente.
Las categorías diagnósticas deben basarse en aspectos objetivos, observables y mensurables. Estos criterios conllevan en riesgo de desvincular los diagnósticos, de ellos surge la información, de ella depende la respuesta médica y/o educativa que recibirá el sujeto. Existe un riesgo significativo de padecer un trastorno autista en los hermanos de niños afectados por dicho trastorno, por lo que los padres deben estar atentos.
2.- HIPÓTESIS ETIOLÓGICAS
Distinguimos dos grupos de teorías explicativas del origen del autismo: las psicogénicas o emocionales y las físicas u orgánicas.
2.1.- Hipótesis psicológicas.
Las causas del autismo habría que buscarlas en el ambiente en el que se desarrolla el niño y en el modo en que los adultos significativos interactúan con él. Varios autores, entre ellos Kanner, dijeron haber encontrado personalidades frías y duras entre los padres de estos niños. Kanner observó que el trabajo al que se dedicaban exigía una gran dedicación de manera que no podían estar mucho tiempo con sus hijos, postuló que en la base del trastorno existía una carencia afectiva. Llegó a tal conclusión debido a que la mayor parte de niños autistas cuyos padres acudían a su consulta pertenecían a la clase media acomodada. Nos encontramos con pocos estudios rigurosos que ofrezcan pruebas concluyentes de esa supuesta anormalidad paterna, muy al contrario, a menudo se trata de padres muy implicados. Actualmente se constata que el trastorno se distribuye equitativamente a lo largo de todos los niveles sociales.
Una hipótesis alternativa, la hipótesis de estrés parental, sostiene que el comportamiento de los niños autistas produce un impacto estresante sobre sus progenitores de manera que el posible comportamiento ansioso encontrado en los padres es una consecuencia de la conducta desajustada de sus hijos autistas.
2.2.- Hipótesis orgánicas.
Aproximadamente un tercio de los autistas tienen otras anomalías en el cerebro y el sistema nervioso. En esta perspectiva de investigación se intenta conocer la causa del trastorno y las partes del cerebro implicadas en él. Las hipótesis orgánicas más extendidas son:
·         Enfermedad orgánica sin lesión específica detectable
·         Trastorno metabólico
·         Hipótesis de la parsimonia (excesiva sensibilidad auditiva)
Lo más probable es que se trate de un compendio de distintos procesos patológicos que influyen en partes del cerebro determinantes para la comunicación humana, pero no pasan de ser meras hipótesis que de momento no pueden comprobarse ni refutarse.
3.- EVOLUCIÓN DEL CUADRO CLÍNICO
3.1.- Sintomatología del primer año.
Es difícil certificar el diagnóstico del niño autista hasta los dos años, antes los síntomas son poco claros. Cuando se pregunta a los padres acerca de esta etapa algunos comentan que sus hijos eran muy pasivos, no lloraban nunca, mientras otros decían que su llanto era difícil de calmar, hiperexcitabilidad. Los síntomas más comunes son:
·         Problemas de alimentación, sueño, movimientos extraños...
·         Falta de atención a estímulos sociales
·         Ausencia de gestos comunicativos
·         Resistencia a cambios ambientales y rutinas habituales
3.2.- De 1 a 5 años.
Suele ser la etapa más perturbada. Aparecen estos problemas:
·         Problemas en la comprensión del mundo: respuestas no usuales a sonidos, dificultades en el lenguaje, dificultades en el habla (ecolalia, Repetición de las palabras o frases de otras personas a modo de eco), deficiencias en la pronunciación y control de la voz, uso más frecuente del tacto, gusto y olfato, movimientos corporales poco usuales (aumento de las estereotipias motoras (repetición de determinados movimientos, generalmente de los miembros superiores y del tronco. síntoma común en las esquizofrenias catatónicas y residuales. las estereotipias motoras adquirirían la forma de estereotipias de balanceo del tronco hacia adelante y atrás. Este movimiento de balanceo también se observa con frecuencia en enfermos con privación sensorial, como los ciegos), dificultad en la alimentación, sueño, rabietas, autoagresiones, excitación y ansiedad).
·         Problemas emocionales y de conducta: alejamiento y retraimiento social, (no muestran interés si alguien sufre, viven absortos en sus actividades sin ninguna finalidad), resistencia al cambio, conducta social embarazosa (resultado de la inhibición; nunca mienten), incapacidad de jugar (no se interesa por los juguetes y si lo hace no es como un niño normal).
·         Habilidades especiales: Se conducen mejor en aquellas habilidades que no requieren del lenguaje.
3.3.- Entre los 5 años y el inicio de la adolescencia.
En esta etapa se puede percibir cierta mejoría, pues desciende el nº de rabietas, autoagresiones, estereotipias...se muestran menos resistentes al cambio, se vuelven más afectuosos y sociables, pero no aparecen amistades, aumentan las habilidades cognitivas, verbales y la autonomía del sujeto. La evolución puede ser muy variable.
3.4.- Adolescencia.
El trastorno puede evolucionar positivamente según lo dicho anteriormente, o negativamente reapareciendo problemas de conducta ya superados o surgir otros (epilepsia).
3.5.- Edad adulta.
Es de excepción que lleguen a realizar un trabajo productivo y más excepcional aún que lleguen a independizarse.
4.- DESARROLLO MOTOR
Los ppales. logros en el desarrollo motor se dan en los niños autistas a la misma edad que los niños normales, pero pueden presentar algunas anormalidades:
·         Forma característica de estar de pie (cabeza inclinada y brazos doblados)
·         Andar de puntillas sin mover los brazos
·         Autoestimulación hasta llegar al punto de la autolesión
·         Retraso en el control de esfínteres
5.- DESARROLLO PERCEPTIVO
Las reacciones sensoriales del niño autista son extrañas debido a una falta de consistencia de sus reacciones ante los tipos de estimulación.
- Estímulos visuales: está fascinado por luces, cosas que giran... estimulaciones repetitivas
- Estímulos auditivos: a veces se comporta como si no los recibiera (sordo), otras como si el sonido le produjera mucho dolor.
- Estímulos táctiles, olfativos y gustativos: alta tasa de respuestas táctiles y olfativas.
- Estímulos dolorosos: se muestra impasible al dolor o al frío, otras veces, hipersensible.
- Autopercepción en sus extremidades.
- Falta de reconocimiento de personas a quienes conoce bien.
El niño autista se comporta como si fuera incapaz de dar sentido a las experiencias que le rodean, tal vez porque no puede usar las claves del contexto o por su incapacidad para captar la información procedente de distintos sentidos.
6.- DESARROLLO COGNITIVO
Las habilidades cognitivas no se desarrollan adecuadamente. Cuando se conozcan l l las NEE habrá que tener en cuenta el grado del autismo, grado de inteligencia y la edad. Más de la mitad tienen un CI inferior a 50. En los tests de inteligencia vemos que realizan mejor los ítems no verbales que los verbales y su memoria repetitiva es muy buena, por lo que el lenguaje es lo más pobre.
6.1.- Atención.
Las características que destacan en la atención del niño autista son la hiperselectividad involuntaria de los estímulos, la atención en túnel (no prestan atención a los estímulos que quedan fuera del área seleccionada) y la elevada percepción analítica por su incapacidad para la síntesis (o viceversa).
6.2.- Comprensión del objeto.
No usan los objetos para juegos imaginarios o simbólicos y no inventan juegos nuevos. Pueden presentar miedo excesivo ante objetos familiares o tranquilidad ante estímulos que asustan. No parecen tener una comprensión de los objetos como la del niño normal.
6.3.- Comprensión de otras personas.
Presentan dificultades para la comprensión de uno mismo y los demás como personas, no pueden comprender ni predecir el comportamiento de la gente, sus compañeros lo consideran fríos e insensibles. Reconocen a las personas conocidas de distinta forma (son más exactos que los niños normales al identificar fotografías al revés y se fijan más en los rasgos inferiores que en los superiores, que son rasgos sociales). Son incapaces de comprender el comportamiento de los demás.
6.4.- El recuerdo.
Los niños autistas tienen buena memoria episódica, pero su conocimiento general del mundo es deficiente. Algunos presentan gran capacidad para el dibujo, el niño autista dibuja lo que puede ver, recuerdan conversaciones, pueden recitar canciones... pero almacenan sin codificar, no emplean métodos para recordar las cosas. Lo que recuerda no se modifica por lo nuevo, las habilidades de recuerdo son muy limitadas.
6.5.- Solución de problemas.
El aprendizaje de estos niños se caracteriza por ser específico a las situaciones y por su incapacidad para generalizar a situaciones nuevas, las estrategias aprendidas en una situación no podrán ser usadas si el mismo problema se plantea en una situación nueva, ante ella se encuentra perdido y si la solución no funciona no puede usar estrategias nuevas, lo que provoca reacciones de ira.
6.6.- Secuencias.
El autista tiene problemas para encontrar relaciones de causalidad, este análisis es difícil e incomprensible para él.
6.7.- Mediación social.
Es posible que no llegue a consentir la presencia de personas a su alrededor, por lo que el currículum no debe basarse en la mediación social.
6.8.- Imitación.
Muchos de ellos imitan pero lo hacen de igual manera a la emisión que imitan, no pueden ver el mundo desde perspectivas diferentes (si alguien se toca la rodilla ellos tocan la rodilla de ese alguien, no la suya).
6.9.- Juego simbólico.
El niño autista no conoce el juego simbólico, interactúa con las propiedades físicas de los juguetes, sin importarle la relación simbólica que hay entre los juguetes y los objetos reales. Le gustan los rompecabezas, pero no es creativo con ellos, los hace de manera mecánica, sólo quiere juntar las piezas, no conseguir un dibujo.
6.10.- Motivación.
Estos niños no poseen competitividad, miedo al fracaso... porque no tienen en cuenta las apreciaciones de los demás, lo que quieren es hacer las cosas bien y también se sienten mal si no les salen como esperaban, pero no lo hacen para contentar a las personas.
7.- DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN
Cuanto más limitado sea su lenguaje, peor será su pronóstico.
7.1.- Comunicación no verbal.
Sus caras son poco expresivas y no suelen utilizar las manos ni el cuerpo, lloran y gritan para expresarse no usan palabras (es una especie de clave, de código que sólo sus padres pueden entender; los padres de un autista entienden a su hijo, pero no a otro con el mismo trastorno, sin embargo, no parecen comunicarse con sus padres, no los invita a compartir sus intereses) y cuando emplean gestos no lo hacen igual que los niños normales.
7.2.- Lenguaje hablado.
·         Retraso en la adquisición y desarrollo del lenguaje: el niño autista no amplía su vocabulario con la rapidez con que lo haría un niño normal y tienen un significado fijo de las palabras.
·         Anomalías en el habla: ecolalia (repetición sin sentido de palabras), inversión pronominal, omisión o disfunción en el uso de palabras (quizá porque no conocen el significado de las preposiciones).
·         Bajo nivel de abstracción: lenguaje concreto, no emplea metáforas ni modismos.
·         Dificultades sintácticas: desorden del lenguaje
·         Dificultades para la conversación: pocos pueden mantener una conversación, no guardan turno al hablar y no relacionan lo que el otro dice con la información que ya poseían.
8.- DESARROLLO SOCIAL
Las áreas afectadas en los autistas están relacionadas con déficits de tipo social. Rivière dijo que estas áreas forman parte de un “racimo funcional” que contendría pautas sociales, habilidades simbólicas y el sistema de las emociones, de manera que si uno de estos ámbitos se afecta, los demás se resienten.
El recién nacido prefiere el estímulo social, los autistas no se benefician de los sentimientos ajenos, expresan sus emociones de tal manera que a los adultos les es difícil comprenderles. Alrededor del tercer mes, los niños normales lloran o sonríen según nuestra forma de dirigirnos a ellos, tienen la capacidad de sentir la misma emoción que la otra persona, los autistas perciben menos estas emociones y no las reviven. Cuando un niño normal entra en el cuarto mes son capaces de percibir las contingencias ambientales, hechos encadenados que le permiten realizar pequeñas predicciones con vistas a lo que va a ocurrir en breves instantes, los niños autistas no pueden percibir estas contingencias, por lo tanto, no tienen esa capacidad de predicción.
Los niños normales empiezan a enunciar los primeros imperativos para beneficiarse de los demás y obtener algún tipo de respuesta, los autistas todavía no han alcanzado este hito. Los niños autistas sienten indiferencia social y son incapaces de interactuar, no se mantienen cerca de su madre, existe una falta de contacto físico porque piensan que no les da seguridad. Los estímulos sociales como el contacto ocular no llaman su atención, aunque no todos los autistas lo hacen. Tienen mayor contacto ocular cuando son ellos los que están hablando.
Según Polaino-Lorente, estas alteraciones pueden explicarse desde un punto de vista funcional:
·         La obsesión por mantener las cosas en su sitio sin ningún tipo de cambio es porque busca un mundo que le sea familiar y entrañable, no quiere saber de estímulos nuevos.
·         La aproximación a él de algún familiar u observador para estimularle por medio de gestos, voz...le supondría un aumento estimular insufrible que si se repite más veces este acercamiento, irá seguido de intentos de evitación por parte del niño
·         La intolerancia estimular, los pocos recursos emocionales, las alteraciones sensoperceptivas y del lenguaje, contribuyen al mantenimiento de respuestas de evitación.
Para analizar su grado de adaptación social no les preocupa si están o no permitidas según las situaciones que se den, pueden realizar conductas desadaptadas sin ningún ánimo de llamar la atención. También dificulta gravemente su adaptación social la necesidad de mantener el ambiente sin cambios, si esto ocurre, siente verdadera angustia que persiste hasta que se corrige el cambio realizado. Según algunos estudios, no parecen darse cuenta del trastorno que sufren, pero otras investigaciones demuestran que algunos sujetos con autismo son conscientes de las consecuencias de su trastorno.
9.- IMPLICACIONES EDUCATIVAS
Entre todos los tratamientos para con este trastorno, el más eficaz parece ser la intervención psicopedagógica. Antes de iniciar la educación del niño autista, teniendo en cuenta que debe adaptarse el currículum a las características del niño, es preciso el enfoque desde el que se diseñarán los objetivos que se pretenden alcanzar con ellos.
Hay dos tipos de enfoque:
·         evolutivo (adaptación curricular lo más próxima posible a los objetivos, en lo posible, de los de un niño normal) y
·         ecológico (análisis del entorno en el que el autista se mueve teniendo como objetivo incrementar lo máximo posible la adaptación funcional).
También pueden utilizarse dos tipos de enfoque en la metodología:
·         conductual (muy directivo, basa la intervención en el análisis funcional de las relaciones entre las conductas y sus consecuencias) e
·         interaccionista (implicar al niño en experiencias que le resulten significativas). El profesor debe cuidar muy bien los siguientes aspectos:
o   Condiciones estimulares (evitar la distracción)
o   Instrucciones claras y simples (tras asegurarse de que atienden)
o   Aprendizaje “sin errores” (no ayudar cuando no necesario=dependencia)
o   Problemas de motivación
Áreas a desarrollar en los objetivos:
·         Área de desarrollo social y comunicativo: expresión de deseos, evitar asociar comunicación con castigo, premiar la espontaneidad, utilizar sistemas de comunicación total.
·         Área de desarrollo cognitivo: desarrollar la atención selectiva y las asociaciones sencillas. Los ppales. problemas de estos niños es que su atención no es voluntaria, sino que es captada por las características sobresalientes de los estímulos.
·         Reducir la rigidez de la cognición y conducta: disminución de estereotipias (difícil) y de las alteraciones de conducta, comportamientos fóbicos, por medio del reforzamiento diferencial de conductas alternativas.
10.- PARA SABER MÁS. Diagnóstico diferencial del autismo
El autismo forma parte de los “Trastornos del Desarrollo” según el DSM-IV, síndrome de gran importancia por la influencia que ejerce en el desarrollo del niño, pero no es el único trastorno. El autismo se caracteriza por una serie de síntomas que son fundamentales en él, pero no son exclusivos del mismo, hay tres trastornos que comparten alguna característica definitoria del autismo, pero son diferentes a él.
10.1.- Trastorno de Rett.
Definido por 1ª vez por Andreas Rett en 1965, pero no se divulgó científicamente hasta 1983. Los niños se desarrollan aparentemente en normalidad hasta los 5 primeros meses de vida, pero entre los 5 y 48 meses el crecimiento craneal se desacelera. Es un trastorno menos frecuente que el autismo y sólo se da en mujeres, se le considera de etiología genética. Su desarrollo motor es uno de los más afectados, a partir de los 5 meses, el niño pierde sus habilidades manuales adquiridas previamente, es un retraso psicomotor grave. Estos niños muestran grandes alteraciones en el lenguaje expresivo y representativo, por lo general, existe también un retraso mental profundo. Tienen un bajo interés social en sus primeros años de vida.
10.2.- Trastorno de Asperger.
Alteración grave y persistente de la interacción social, comparte con el autismo el patrón de conocimientos, intereses y actividades restrictivo y repetitivo, pero no suele existir retrasos en el lenguaje ni en el desarrollo cognitivo. Se inicia posteriormente al autismo.
10.3.- Esquizofrenia.

La sintomatología fundamental es la presencia de síntomas psicóticos (delirios, alucinaciones, otros) y dificultades en los niños para alcanzar un nivel de desarrollo social apropiado, alteraciones en áreas del contenido y curso del pensamiento, percepción, afectividad, otros. Suele darse una reducción en la expresión de los afectos y en los movimientos espontáneos, la afectividad es discordante con el contenido del lenguaje. Existe un retraimiento social y se habla de autismo cuando el sujeto está muy centrado en su egocentrismo, aislándose del mundo que le rodea. La esquizofrenia es un trastorno que normalmente se inicia en la adolescencia o al comenzar la edad adulta, pero en ocasiones puede aparecer antes.